Guillermo Sequera, paraguayo, es antropólogo y músico. Realizó estudios de etnología en la escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en Paris, Francia. En Paraguay colecta registros de la tradición oral campesina, trabaja en comunidades indígenas y rurales. Sus investigaciones abarcan desde etnología, etnomúsica, ecología, zoología y botánica hasta la creación artística y producción audio-visual.

En su libro: Tomárãho La resistencia anticipada, da testimonio de los 10 años de su vida internado en la selva del Chaco conviviendo con los tomárãhos, una etnia de los chamacocos casi desconocida, que abandonada a su suerte sobrevive en peligro de extinción.

A veces pregunto en las aulas a mis alumnos, cómo ven el Paraguay y contestan siempre la misma cosa: Es terrible, acá no existe la justicia, en este país todo se hace mal. Esto dicen nuestros niños. Entonces me alarmo y les digo que están equivocados, que no repitan lo que escuchan de los grandes que ya se entregaron, que creen que no se puede luchar. Nosotros estamos esperanzados en ustedes, les digo. Si ustedes, tan pequeños, crecen creyendo que no vale la pena la lucha, vamos a estar perdidos de verdad. Pero piensan así porque no ven ejemplos.

Reparar en estas culturas silenciosas que existen como vidas paralelas a nuestro alrededor puede dar otra clase de ejemplo a nuestros niños, los que ahora están creciendo en medio del pesimismo de sus mayores y tienen ya instalada en su inocente voz, el discurso del vencido. Saber de estas culturas que abandonadas a su suerte subsisten con una fuerza única de cohesión social, llena de respeto por sus ancianos, por el sentido de pertenencia, por la fuerza de un pasado que aún los rige y por la creencia maravillosa y obstinada de creer en un mañana, mientras se extinguen, es una opción de aprendizaje. Este ejemplo de creer, de tener fuerzas gracias a los otros y para los otros podría ser un legado de transculturación de los tomárãhos a nuestra cultura avanzada. ¿Será que culturas consideradas inferiores por nuestra visión egocéntrica del mundo tienen algo esencial que enseñarnos? Toda nuestra fe en el futuro se desplaza en discursos. Pero los discursos políticos ya no convencen.

El discurso original del campesino o del obrero se manipula; la necesidad auténtica es torcida por otros intereses. El discurso del marketing de los medios de comunicación tiene sus propios objetivos de consumo. Ante estos y otros discursos conocidos, el discurso oral de los tomárãho es algo diferente en que reparar. Indaguemos por curiosidad en tomárãho. La resistencia anticipada, de Guillermo Sequera. Allí hay un mundo fresco, abierto como una ventana. El material documental y la experiencia de vida que hay en él es fuente para diversos estudios, desde la literatura, la sociología, la lingüística, la filosofía y, sobre todo, por el sentido de aventura de su autor, llamado por los tomárãhos: “Lewe”: el incansable y bondadoso. Diez años de su vida dejando de lado nuestra civilización por una vida salvaje, diferente, hecha por otros dioses, para otros cometidos. Por algo el etnólogo se desprendió del mundo conocido y se internó en ese otro mundo dentro del mundo, el mundo náufrago de los tomárãhos. Podemos apreciar allí, la cosmovisión del mundo a través de sus propios testimonios, de asombrosas leyendas, de fotografías y de dibujos de los propios indígenas, además de la experiencia de vida de Guillermo Sequera, que es para nosotros un descubrimiento impresionante y ejemplar de la entrega generosa a los demás, del conocimiento al servicio del necesitado y de un sentido muy particular de la aventura.

Un chamán arrebatado por los espíritus de las tormentas

“Cuenta la leyenda que el chamán (konsaha) es compañero de los osãsero (espíritus de las tormentas). Cuando los konsahas sueñan con los espíritus de las tormentas, predicen las lluvias. Al día siguiente, bailan y cantan: Yo soy el gran konsaha de los espíritus de las tormentas (osãsero bahluht). Por eso la gente les teme. Cuando relampaguea, también se enciende y se apaga todo el cuerpo del konsaha y la gente se aleja. Lo que ocurre es un combate en el cielo: los osãsero tiran rayos y los konsaha les tiran la energía sobre los árboles, que después se seca. Este gran combate deja exhaustos a los konsahas. Al soñar con los espíritus de las tormentas, ellos cantan dormidos”.

El texto tomárãho, aquí remitido forma parte de riqueza pluricultural del Paraguay. Así como los textos míticos de los mbya del Guaira, que comienzan a valorase por este auge de revisión histórica. Es tanto lo que tiene nuestro país, desconocido, tan desinformado y desinteresado de lo propio, que mira hacia afuera con el descreimiento de que aquí, en su propio suelo, no tiene nada atrayente por conocer. Si tuviéramos tan sólo la curiosidad de indagar en estas existencias paralelas, en esta variedad de culturas originales de nuestra tierra y lo sacáramos a la luz, es indiscutible que se llenaría de investigadores y especialistas que vendrían de afuera a estudiarlas.

Es preciso un poco más de trabajo y de pasión nacional para reconocer la riqueza pluricultural de la que Paraguay es un dueño dormido o, tal vez, indiferente.

La concepción chamacoco de un mundo náufrago

En la concepción del mundo para los chamacoco, el universo se presenta con la superposición de cielos. El mito de origen relata que, “antes, el cielo y la tierra se comunicaban a través del árbol cósmico Charô (Chorisia insignis); la capa terrestre se fusionaba con el cielo. Los primeros habitantes podían, sin mayor dificultad, capturar animales y frutos con las manos. Las mieles silvestres chorreaban sobre el mundo terrenal. La era chamacoco del jardín de la abundancia. Pero un día una viuda y sus hijos sintieron hambre.

Fue entonces que el egoísmo y la pereza en algunos comenzó a manifestarse. La viuda, llamada Dagylta, se convirtió en escarabajo y, lentamente, empezó a roer la madera del árbol Charô. El pájaro dichikîor (Polyborus plancus) hizo lo posible por impedirlo, pero Dagylta carcomió el árbol hasta su desplome. Algunos gentiles, viendo la caída inevitable del árbol, descendieron; pero otros, los más perezosos y rezagados, quedaron prendidos del firmamento, convirtiéndose en estrellas. Fue entonces que, al desplomarse el árbol cósmico, se ensanchó el universo, desprendiéndose para siempre el cielo de la tierra. Antes de la era del desplome, el universo se presentaba bajo la forma de una capa dura y gris. El cielo se ubicaba a nada más que metros del follaje arbóreo, reflejando sobre el mismo su color. Cuando el árbol cayó, el firmamento se cerró, dando origen a la estratificación celestial.

El pensamiento chamacoco desarticula, desde ese momento, en dos mundos que se oponen: el mundo de arriba -como un cielo redondo-, el mundo de abajo -como un mundo náufrago-“.

Testimonios conmovedores

El tomárãho, llamado Opyrse, relata a Sequera lo siguiente: “Nosotros nos sentimos doloridos. Nadie nos cuida, no tenemos caciques, ni ropa, ni casas; los caciques han muerto todos. Vivimos demasiado mal porque somos indígenas. […]. Todos nosotros vivimos juntos, cuando uno muere, todos sufrimos juntos. Somos unidos. Si uno no tiene trabajo, todos le ayudamos.

Nosotros sabemos que los paraguayos ganan cuando trabajan; nosotros queremos trabajar, pero queremos ganar también. Pero nosotros somos indígenas y siempre tenemos que sufrir. No entendemos por qué no sienten lástima a eso”. Vemos cómo son conscientes de la visión que los paraguayos tienen de ellos, somos indígenas, este desprecio viene del prejuicio de nuestra sociedad, no de la concepción propia tomárãho. Este es un fragmento de una entrevista hecha por el etnólogo en abril de 1986.

Sequera nos cuenta que actualmente el número de la población no sólo se ha mantenido, sino que además, ha tenido un crecimiento. El propio autor ha estado enseñándoles a labrar la tierra, les ha llevado médicos, les ha operado de cataratas a cambio, por ejemplo, de que el pago sea un jardín cultivado de flores silvestres. También, nos ha contado que se ha ido con el bolsillo lleno de emociones.

El prejuicio de la cultura inferior Estos textos que han sido trasferidos literalmente del libro de Sequera son una breve muestra del caudal cultural de los tomárãho. Su discurso oral transferido por Sequera a la escritura es de una riqueza asombrosa a nivel poético, metafísico, cosmogónico. Piensen ustedes en la cohesión oral comunicativa que debió y debe existir en los tomárãho, para pasar estas tradiciones de padres a hijos, cuando nosotros, en nuestra sociedad avanzada y moderna, no sólo deambulamos por nuestra vida sin legado ancestral, sino que además, tampoco nos sentamos para hablarnos. Es que no hay tiempo es nuestra explicación. ¿Cómo podemos decir que estas culturas sean inferiores? Ellos tienen profundos secretos de convivencia que les han permitido subsistir en los otros, en los suyos, a pesar del abandono, del robo, del saqueo, de la miseria y de la muerte que nuestra cultura avanzada les reservó de contexto. Sequera también nos muestra dibujos hechos por los propios tomárãho que dan una idea de cómo se ven ellos a sí mismos, y al mundo. Nos cuenta que el dibujo es un registro valedero cuando no puede ser remitido oralmente (hay cosas del mundo que no tienen explicación con palabras) y no existe escritura.

El dibujo nos da un mensaje en otros niveles de conciencia como el subconsciente, implícito de belleza, de magia y de inocencia, por lo que los registros de esta investigación forman una fuente asombrosamente interesante para estudiantes y observadores sensibles al arte y a la humanidad.

Tomárãho, La resistencia anticipada, tomo I, de Guillermo Sequera, forma parte del Biblioteca Paraguaya de Antropología. Obtuvo la Mención de Honor del Premio Nacional de Ciencias, del Senado de la Nación, del año 2004.

El diseño de tapa es de Celeste Prieto, el diseño de libro es de Greta Gustafson.

Los prologuistas y colaboradores son: José Zanardini, Magalí Sequera, Gloria Scappini, Luis Fernando Sequera. El libro se lo puede encontrar en Servilibro y Ceaduc: Centro de estudios Antropológicos de la Universidad Católica.

Irina Ráfols

Publicado en el Suplemento Cultural de ABC Color